Me arden las noches y me escuecen las heridas. Me pesa lo falso, me agobian las mentiras. Amo lo prohibido. Mastico las tardes. No me gusta esperar, pero me gusta que me esperen. Me río con ganas y sin ganas también. No me equivoco casi nunca, me equivoco casi siempre. Raramente aprendo de los errores, pero... ¿qué importa? si la vida es eso: Equivocarse cada dos por tres y madurar con los daños, no con los años.
El dinero, el respeto, las llaves, la dignidad, la virginidad, los calcetines y el amor de tu vida... nacieron para perderse.
Jamás olvides que tu vida es más grande que tus miedos, que tus fuerzas son mayores que tus dudas. Que aunque tu mente esté confundida, tú corazón siempre sabrá la respuesta. Con el tiempo lo que hoy es difícil, mañana será un tesoro. Pelea por lo que realmente te llene el alma, y ten la virtud de saber esperar, porque todo lo que tiene que ser... será.
miércoles, 23 de mayo de 2012
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